Un anciano temeroso intenta huir con su burro al escuchar que el enemigo se acerca, pero el burro, con pragmatismo, cuestiona la necesidad de escapar. El burro razona que, sin importar quién sea su dueño, seguirá cargando la misma carga, por lo que no ve diferencia en cambiar de amo. El anciano, al reflexionar, acepta la lógica del burro y ambos deciden no huir.