El león, el lobo y el zorro acordaron ir de caza juntos.
El zorro atrapó un ganso, el lobo capturó un carnero gordo y el león cazó una vaca flaca.
Luego llegó el momento de comer. El león le dijo al lobo que repartiera lo que habían cazado.
El lobo dijo: "Que cada uno tome lo que ha atrapado: el león se quedará con la vaca, yo me llevaré el carnero y el zorro tomará el ganso".
El león se enfureció y, levantando su zarpa, usó sus garras para arrancar todo el pelaje y la piel de la cabeza del lobo.
Entonces el león ordenó al zorro que dividiera el botín.
El zorro dijo: "Mi señor, debes comer todo el carnero gordo que desees, pues su carne es tierna, luego puedes comer tanto ganso como quieras, pero solo deberías comer la carne de la vaca con moderación, ya que es muy dura. Lo que sobre puedes dárnoslo a nosotros, tus servidores".
"Bien hecho", dijo el león. "¿Quién te enseñó a repartir tan bien el botín?"
El zorro respondió: "Mi señor, aprendí de la gorra roja de mi compañero: su cráneo despellejado es una lección muy vívida".
